“Evangelion” y el motivo de existir.

¿Puede un individuo salvar al mundo mientras es incapaz de hacer alguna conexión real con otra persona? ¿Cuál es la razón de existir si incluso tus más grandes hazañas no asegurarán una razón de tu existir? Suena exagerado por supuesto, pero ese mismo problema se presenta en todos nosotros de manera mucho más mundana y coloquial… Es una de las muchas razones por las que “Neon Genesis Envangelion” me atrapó desde la primera vez que la vi.

Cuenta la historia de Shinji, un niño huérfano de madre y abandonado por su padre, quien es reclutado por una misteriosa organización para pilotear un “Eva”: Un gigante cibernético mitad robot mitad carne. Otros niños son reclutados al igual que él, especialmente Asuka y Rei. Aún cuando la historia nos mantiene interesados con las enormes batallas de estos niños en sus robots peleando contra los “Ángeles” (seres apocalípticos que quieren tomar control de la tierra), el verdadero trasfondo de esta obra está en el aislamiento y soledad de estos tres personajes (Shinji, Rei y Asuka). Ellos, cada uno a su manera, son incapaces que conseguir la cercanía que tanto anhelan con alguien, y sobrellevan su día a día justificando su existencia con el hecho de pilotear a los robots que salvarán a la raza humana… ¿suena familiar? Si lo piensan detenidamente, les aseguro que sí. ¿Cuál es el genial twist? Esos robots no son la herramienta para salvar a la humanidad, sino para destruirla. Entonces ¿qué más da? Si renuncias a la vida, a los retos que esta misma te impone… igual estás solo y nada tiene sentido. Sí decides encontrar una razón externa para luchar ante todo e identificarte con ella, pero luego descubres que esa razón es igual de corrupta que todo lo demás… terminas solo y sin sentido una vez más.  

Y la angustia, por lo menos en el caso personal, no viene al enfrentar la soledad. Viene al enfrentar una vida sin motivo. Si lo piensan bien, haciendo un poco de similitud con Shinji… El motivo de nuestra existencia es ¿qué?… ¿ser un buen hijo? ¿ser un gran profesional (en su caso piloto)? ¿obedecer las órdenes? ¿ignorárlas y ser rebelde? ¿ser amado por alguien? ¿amar a alguien más? ¿salvar al mundo? Complejo, lo sé. Un abismo sin salida.

Pero intentemos verlo desde la perspectiva existencialista: Podemos usar nuestra razón para tratar de solucionar esta y todas las preguntas que tienen que ver con el tema… y nos hundiremos aún más. Qué tal si intentamos hacer a un lado la razón, y nos guiamos por el conflictivo concepto de la fe. No me refiero a la fe religiosa (aunque podría aplicar) sino al uso de nuestra capacidad de tener fe, nuestra facultad de poder imaginar el futuro y tener esperanza. ¿en qué? Cada quien decide. Para mí es el arte. Para otros será la edad adulta, el dinero o lo que sea. Sólo entonces, cuando no razonamos, sino creemos ciegamente en algo no comprobable, es cuando encontramos sentido a la vida. Un sentido absolutamente personal. Eso, es lo que nos hace individuos. Esa individualidad es la que, después de detener la agonía existencial, nos permite pensar y actuar como sociedad, y no al revés.    

Tratar de solucionar problemas existenciales con la razón (o ciencia y tecnología como lo intentan en el universo de Evangelion) es como querer arreglar la lavadora de ropa recitándole poemas. Durante prácticamente toda la historia, Shinji vive atormentado por conflictos morales que le impiden ver más allá del absurdo de la existencia. No es hasta la última batalla que, como recetado por el mismo Kierkegaard, Shinji decide dar un “salto de fe”. Ya no es alguien más quien le ordena, no es una obligación que hay que cumplir, no es “lo que desea papá” ni tampoco lo que le gustaría a esa linda chica… Es el riesgo que estoy dispuesto a tomar por aquello en lo que yo creo. Y de pronto, la razón ya no tiene tiempo de dar vueltas al mismo asunto como repetidora. Ahora toda nuestra existencia se enfoca en aquel “salto” y hace todo lo posible para conseguirlo. Ese salto de fe es, en otras palabras, el momento en que crees en ti mismo. La más grande fe de todas. La fe en ti mismo se une a aquella fe que cree en algo no comprobable y de pronto, si eres como Shinji, te convertirás en leyenda.

Después de un largo viaje, Shinji, Rei y Asuka logran entender y cada uno sigue su camino. Ojalá en algún momento yo logre entenderlo también. 

“Neon Genesis Evangelion” es una saga que se compone de una serie anime producida en 1995-1996, las películas “Evangelion Death and Rebirth” y “The End Of Evangelion” (1997) y la reconstrucción dramática con las películas “Evangelion 1.0 You Are Not Alone” (2007), “Evangelion 2.0 You Can Not Advance” (2009), “Evangelion 3.0 You Can Not Redo” (2012) y “Evangelion 3.0+1.0 Thrice Upon a Time” (2021), todas creadas y dirigidas por Hideaki Anno. Puedes encontrarlas en Netflix y Amazon Prime Video.

“The Bouncer” y el destino perdido del héroe

Me confieso un seguidor de las películas de Jean Claude Van Damme desde los años 80 y 90. No es que sean una joya, para nada. Pero definitivamente te hacían pasar un buen rato. Héroe de acción, pateando traseros al por mayor, balazos, villanos exagerados, en fin… el ejemplo máximo de “dude flick”. 30 años después me encuentro con una nueva película con Van Damme. Muy independiente, simple, dramática inclusive. Debo confesar que el lo mejor que he visto en cuanto a películas de Van Damme se refiere. Un hombre con un pasado injusto tiene que involucrarse con criminales para poder sacar adelante a su hija. Un hombre bueno, sencillo, que sabe defenderse y luchar, pero al final un simple papá cansado y destrozado como muchos. Es una historia triste. Aunque la película definitivamente me mantuvo entretenido, creo que la idea principal que quedó en mi fue la de la verdadera posición del hombre bueno.

Es decir, ¿en verdad el bueno siempre tiene que terminar tan fregado? Al comparar la cinta con la vida real me hizo pensar en como el hombre bueno, honesto y que no quiere problemas (sólo quiere un trabajo normal para pagar la vida de si hija) siempre termina atrapado en las garras de los poco éticos, de los irresponsables, de los criminales. ¿Qué es lo que esto significa? Si comparamos personajes como el protagónico de “Sudden Death” o “Hard Target” (ambos interpretados por Van Damme), que son para no decir más, una caricatura exagerada del concepto de héroe; con Lucas, personaje principal de esta película, nos enfrentamos a una realidad fría y triste: Un hombre bueno siempre saldrá perdiendo. ¿Por qué? Porque no está dispuesto a hacer lo que los corruptos hacen. Y para cuando decide hacerlo porque no tiene salida ya será demasiado tarde. Es un mensaje poderoso, sin importar que venga con la envoltura de película independiente estelarizada por un ídolo de acción del pasado. Que injusticia tan real se vive fuera de la película. Porque en la historia es Van Damme quien, de una u otra manera, sabe defenderse, romper traseros y ser un tipo durísimo. Pero en la vida real ¿podremos salir del conflicto de ser bueno? – “Trata a tu hermano como a ti mismo” y cosas así suenan muy bonito, pero son la mentira más grande que existe. ¿cómo debemos prepararnos entonces para sobrevivir en un mundo donde el bueno no ganará nunca? Dónde somos padres cansados y rotos, pero no tenemos las artes marciales de Van Damme. Lamentable decirlo, pero no nos queda otra más que abrazar a nuestra sombra y ser lo que todos los humanos son: una feroz bestia. 

“The Bouncer (Lucas)” es una película de 2018, dirigida por Julien Leclercq y protagonizada por Jean Claude Van Damme, Sami Bouajila y Sveva Alviti. Puedes encontrarla en iTunes. 

“Blade Runner” y la ambiguedad del héroe

Siempre me ha gustado ver las películas más de una vez. Ya que la expectativa ha pasado y la novedad se acabó, finalmente puedes apreciar lo que el director y su equipo han querido decir,  o por lo menos el mensaje que finalmente quedó marcado en el filme. “Blade Runner” es una película que he visto más de 10 veces. Pero entre las dos últimas repeticiones pasaron 10 años. La emoción de ver la secuela, ahora con su estreno en digital, me hizo querer ver la original una vez más y así estar fresco para lo que la segunda parte presentara.

Pero mi revisita a este clásico fue un shock. En mi inconsciente, Deckard, el personaje interpretado por Harrison Ford, siempre fue el héroe, el bueno, el único capaz de detener la amenaza de los “replicants” o humanoides cibernéticos encaprichados con la rebelión. He estado equivocado todo este tiempo, o por lo menos, ver la película de nuevo me ha dado una nueva perspectiva a la increíble historia que presenta. Si lo piensas bien, los “buenos “ en realidad son los androides. Han sido creados de manera controlada, limitando y delimitando su existencia desde su elaboración. Han sido utilizados por décadas como esclavos, como carne para trabajos forzados, vicios carnales y experimentos. Se les ha dotado de emociones y recuerdos falsos para hacerles “más humanos”, pero indiscutiblemente son considerados mucho mucho menos. Y más cuando deciden levantar una revolución y empezar a luchar por su libertad. En ese momento ya no son ni siquiera esclavos, son una plaga que se debe eliminar. Uff. Si lo piensas bien, su lucha por la libertad es extremadamente válida. Han sido oprimidos desde nacimiento, marcados como mercancía desde cero. Las circunstancias les llevaron a la violencia, a matar por ser libres. Si dejamos por un segundo el mundo de la ficción y revisamos la historia de la humanidad, algo muy similar ha marcado todas las revoluciones. Es decir, de vuelta en la ficción, los replicants no son “malos”. Han sido orillados a sobrevivir.

Es entonces cuando la imagen de uno de los héroes de mi infancia se ve quebrantada. Deckard, el blade runner, es un sicario pagado por una corporación. Un asesino reclutado por la propia policía para hacerse cargo del trabajo sucio. Y definitivamente no es un hombre malo, él tiene que aguantar las pesadillas y la carga emocional que implica el andar cazando y matando por unos billetes. Su percepción del mundo da un giro completo al enamorarse de un androide. Su percepción cambia cuando el villano, el androide más temido, le perdona la vida y le confiesa que tiene miedo de morir. Es decir Deckard se ha dado cuenta que los replicants son como nosotros, que somos iguales. Dentro de la ficción, el saber que son androides, robots, máquinas, nos ayuda a desensibilizarnos y alejarnos de lo terriblemente similar que esta historia es con el mundo real, con la historia de la humanidad, con lo que sucede el día de hoy, en el año 2018, en muchísimas partes de nuestro planeta. Se nos es tan fácil satanizar a razas, pueblos, preferencias, simplemente porque no coinciden con nosotros, o peor aún, porque de aceptarlos como iguales ya no serían útiles para nuestras necesidades. Debo a admitirlo, “Blade Runner” siempre fue una de mis películas favoritas. Pero fue hasta la undécima vez que la vi que me di cuenta de lo profunda que puede ser. Un clásico que definitivamente vale la pena ver varias veces.

“Blade Runner” es una pelicula de 1984, dirigida por Ridley Scott y estelarizada por Harrison Ford, Sean Young, Ruther Hauer y Daryl Hannah. Pueden comprarla digital en iTunes y Google play.